Cuando estamos muy enamorados, a veces nos vienen pensamientos del tipo “Quiero hacer que la relación funcione”, “No quiero que se enfade”, “Quiero que sea feliz”, “Esta relación tiene que funcionar sí o sí”. Este tipo de pensamientos llevados al límite, nos pone en clara desventaja. Estamos dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de no perder a la persona que amamos.   A veces incluso estamos dispuestos a pasar por situaciones que van en contra de nuestros valores con tal de ser queridos. Y esa desesperación por hacer que las cosas funcionen la percibe nuestra pareja, quien generalmente sentirá una gran presión al verse sometido a la “obligatoriedad” de que todo vaya bien.

Es por ello, por lo que paradójicamente cuanto más te esfuerces en gustar y en satisfacer al otro a toda costa, menos te respetarán. Nadie respeta a quien no se respeta. Si quieres tener una relación de pareja sana, antes de empezar debes saber cuáles son tus límites inquebrantables, y no dudar en marcarlos de una forma suave pero contundente cuando sea necesario. En caso contrario, estarás abocado/a a una relación tóxica.

«Convertir a alguien en el centro de nuestra vida y nuestra felicidad, hace que nos perdamos en el otro, que acabemos perdiendo nuestra esencia y que si nos dejan ya no sepamos ni quiénes somos».

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Este tipo de personalidades excesivamente confluyentes no resultan nada atractivas en general. Las personas nos enamoramos de gente con personalidad propia, no de aquellos que se dejan doblegar y manipular en todo momento. Así que este comportamiento que en teoría es para preservar la pareja, es precisamente el motivo por el que acaba perdiéndola.

En ocasiones este tipo de situaciones se pueden revertir con un buen asesoramiento de un coach experto en parejas, pero en otras, la situación está tan enquistada, que lo mejor es decir adiós, reconstruirse y empezar de nuevo.

Sin enojos, sin cabreos, sin dramas. Vete en silencio, sin hacer ruido. Esa es la mejor forma de dejar una relación en la que ya se dijo todo. Y para la siguiente relación que tengas (¡porque la tendrás!) recuerda:

«El amor no duele, el amor nos hace grandes. El amor nos hace brillar».

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