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Relación de pareja: ¿Qué necesitamos los hombres y las mujeres para ser felices?

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Tabla de contenido

Encuesta Mingle People sobre relaciones de pareja

Hace un par de semanas, Mingle People lanzó una encuesta entre nuestros clientes y lectores. El objetivo era saber cómo se sienten en sus vidas amorosas.

¡Los resultados fueron sorprendentes! el 53% de los hombres declaran estar en una relación sana y feliz mientras que solo un 25% de las mujeres opinaba lo mismo… No sé vosotros, pero a nosotros no nos salen los cálculos…

¿Los hombres no se enteran? o ¿Las mujeres son demasiado exigentes?

Está claro, que hombres y mujeres vemos las situaciones desde prismas diferentes. Todos conocemos el famoso libro de “Las Mujeres son de Venus y los Hombres son de Marte” (sabemos que el título es al revés ;)), pero aun así parece que no acabamos de entendernos.

Es cierto que cada uno de nosotros tenemos distintos puntos de vista como individuos y que una misma situación puede generar respuestas y emociones completamente divergentes, pero entre géneros encontramos algunas similitudes que, según el perfil biológico pueden no ser tan extremas, pero que, en la mayoría de los casos, nos pueden servir para entender más al sexo contrario.

Para empezar, las necesidades del género masculino distan bastante de lo que considera imprescindible el género femenino.

Simplificando, los hombres suelen tener un instinto más cazador y la mujer más cuidador (que equivaldría a la parte recolectora de nuestros ancestros).

¡Ya imagino que pensáis! Otra vez con los “hombres de las cavernas”, la sociedad ha evolucionado mucho desde entonces, hoy en día ya no es así,…  Pero, aunque el mundo haya cambiado, esta programación milenaria sigue en nosotros y sigue influenciando nuestros comportamientos, sobre todo en las relaciones de pareja. 

No es tan fácil cambiar millones de años en un par de generaciones.

¿Dónde están nuestras principales diferencias?

¿Qué nos hace felices?

Cuando interrogamos a hombres y mujeres sobre lo que les hace feliz, la mayoría de mujeres pusieron por delante la importancia de la relación con su entorno. “Estoy feliz cuando me divierto con mis amigos”, “Estoy feliz cuando conversamos y estamos cómodos juntos”. La armonía de las relaciones, la escucha y la complicidad suele ser lo que más les importa. El “sentir” y el “estar con”. 

En cuanto a los hombres, lo que respondieron se basaba más en el placer de realizar una actividad: “estoy feliz cuando juego al fútbol o practico deporte”, “estoy feliz cuando juego a videojuegos o hago bricolaje”, “estoy feliz cuando voy con mi coche o moto” … La acción es más importante que la relación, el “hacer” y “tener”.

Por su puesto los hombres son tan sociables como las mujeres, muchas de sus actividades se hacen en grupo, sin embargo, el orden de prioridades es distinto. Mientras para las mujeres suele ser primero pensar en las personas y luego escoger la actividad que más se acomode al grupo, en el caso de los hombres ocurre todo lo contrario: escogen una actividad y acto seguido preguntan quién se quiere apuntar.

¿Cómo nos comunicamos los hombres y las mujeres?

La comunicación es básica en la vida de la mujer, viene del lado maternal como hembra. A nivel biológico, tanto en seres humanos como en animales, la comunicación es esencial a la hora de educar a la camada y poder organizar su comunidad.

Las mujeres pueden hablar durante horas, incluso sin un objetivo concreto. Lo importante para ella es nuevamente la sensación de “pertenecer” y de formar parte de una “comunidad” y eso es lo que la hace sentirse amada y segura. Quedar con las amigas para hablar, es su modo de recargar energía.

Los hombres, por el contrario, prefieren las conversaciones concretas, cortas, con algún propósito y sobre todo en las que no se hablen de emociones o sentimientos (todo lo contrario que las mujeres).

Ellos pueden hablar durante horas de fútbol o política porque con ello pueden demostrar lo mucho que saben, pero difícilmente veremos a un grupo de hombres conversando sobre amor, de lo mucho que le ha dolido haberse discutido con alguien o cómo le ha hecho sentir ver qué su mujer no lo escucha. Ellos lo resuelven por la vía rápida (y no tan sana) de tomar acción. “Si X ha hecho esto, envíalo a la mierda” o simplemente “esto lo ha hecho porque es idiota”. Fin de la conversación.

Su modo de recargar energía (al contrario que las mujeres) es mediante el silencio.

Es precisamente por eso, que en el caso de tener un problema grave las mujeres se desahogarán con sus amigas y los hombres optarán por aislarse.  Ambas opciones tienen sus consecuencias positivas y negativas, pero de esto hablaremos en otro momento.

Hay que tener en cuenta que estas 2 acciones a la hora de enfrentar un problema están relacionadas una vez más con nuestros antepasados. Mientras el hombre debía estar en absoluto silencio para poder estar concentrado y cazar una presa. La mujer, debía contar con el resto de las mujeres de la comunidad para colaborar y crear relaciones que hicieran que se ayudaran entre todas.

Por tanto, nos encontramos con que la comunicación femenina se caracteriza por ser del orden de lo implícito, lo sugerido y la comunicación masculina, a su vez, se define por ser del orden de lo explícito, lo pragmático y lo sistemático.

¿Cómo resolvemos los problemas?

Al igual que con la comunicación, nuestros modos de encontrar soluciones son muy diferentes.

Los hombres suelen resolver problemas en autonomía y silencio. A menudo, se encierran en su mutismo (“en su cueva”) y no dicen nada hasta haber encontrado la solución a su problema. Este tipo de actitudes hace que por un lado puedan ser más eficaces a la hora de resolver problemas solos, pero sus soluciones normalmente carecerán de muchos matices y alternativas que deberán ir considerando a medida que vayan apareciendo.  Suelen ser más cortoplacistas y sus decisiones se basan más en el presente que con vistas a un futuro.

En general, un hombre no pedirá ayuda al menos que se sienta totalmente bloqueado porque para él es un síntoma de debilidad.

Haz la prueba y dile a un hombre que pregunte cómo se va a un sitio concreto. En el 99% de los casos, preferirá valerse por sus propios medios antes que preguntar.

Por el contrario, las mujeres resuelven problemas a través de la cooperación y la comunicación.

Hablar, compartir, apoyarse los unos en los otros…  Prestan mucha atención al impacto emocional que tiene tanto el problema, como la solución. Las emociones, tienen un rol principal a la hora de resolver cualquier asunto.

Este tipo de actitud, hace que las mujeres tengan puntos de vista mucho más globales, donde consideran las distintas alternativas detenidamente, pero que a la hora de tomar decisiones solas sientan que les falta algún matiz por considerar y por tanto sus decisiones generalmente serán algo más lentas. Las mujeres suelen tener una visión más a largo plazo y ello hace que tampoco acaben de disfrutar del aquí y el ahora, y siempre tengan la mente en mil cosas.

Como dato curioso, si una mujer no sabe dónde está algo (o cómo se hace algo) es muy probable que lo pregunte abiertamente porque para ella no supone ningún problema demostrar su desconocimiento.

Pon un coach en tu vida

Atención a los detalles…

No es ningún secreto que las mujeres pueden detectar en un abrir y cerrar de ojos cualquier cambio, por pequeño que sea… 

Para el género femenino, amar es sinónimo de cuidar, nutrir, anticipar las necesidades del otro antes de que se lo pidan, …  y todo ello implica que sean conscientes de cualquier sutileza. Eso explica que una mujer normalmente sea más detallista en casi todos los aspectos de su vida (tanto personal como profesional).

Además, como hemos comentado anteriormente, se proyectan más en el futuro, y planifican cada acción antes de tiempo. Pensando en todos los posibles obstáculos y problemas para resolverlos incluso antes de que surjan.

“Si no está roto, no lo arregles”

Mingle People

Los hombres a su vez son a menudo vistos como despistados y despreocupados, aunque eso no es del todo cierto. Simplemente su visión está basada en el presente y en lo que ellos consideran realmente importante. Y para explicar las razones de este comportamiento deberíamos volver al pasado del género masculino, donde debía cazar y poner toda su atención en la presa y en el ahora.

Históricamente han aprendido a ser más individualistas, el cazador va solo y se preocupa solamente por su propia supervivencia. Podemos añadir a eso que, volviendo a la necesidad de ser competente y a su lado pragmático, el hombre no quiere ver o adelantarse a problemas que puedan conllevar el estrés de tener que encontrar una solución.

La felicidad está dentro de nosotros, solo hay que encontrarla

¿Por qué los datos de la encuesta son tan dispares?

Tras todo este análisis la gran pregunta sería: ¿por qué hay más del doble de hombres que se sienten felices en sus relaciones que de mujeres?

Básicamente porque los hombres viven el presente. Ellos sienten que si su mujer no dice nada es porque está feliz. Lo dan por hecho. Además, como sus necesidades son más primarias no piensan que las mujeres puedan sentirse mal porque él no las escuche (recordemos que ellos no necesitan ser escuchados) o porque ellas crean que ellos no colaboran (ellos no poseen este sentido de colaboración de forma intrínseca).  Ellos son generadores de “problemas” por adoptar una postura pasiva en la relación y ellas son generadoras de “problemas” por adoptar una postura resolutiva por el “bien” de la relación.

En definitiva, podríamos decir que, en líneas generales, la mujer tiende a callar sus necesidades para propiciar un buen ambiente en el núcleo familiar, y el hombre tiende a ir a la suya y sentirse bien si nadie le habla de problemas.

Una buena gestión emocional es la clave

La cuestión es que, si estas actitudes (tan poco sanas) no se trabajan a tiempo, hace que paulatinamente la pareja se vaya distanciando y llegue un punto en el que la brecha sea tan grande que la única opción sea la separación.

No tomar cartas en el asunto desde el primer momento, a la larga genera un grave problema de desconexión en la pareja. Una de las quejas que mostraban las mujeres de la encuesta era que su pareja masculina no era capaz de mostrarse proactivo a la hora de enfrentar el día a día de la familia (o de la pareja) y prefería escaquearse ante cualquier situación, por lo que ellas optaban por tomar las riendas de decisiones que pertenecían a ambos.  Ante la pregunta de porqué tomaban decisiones que pertenecían a la pareja, las respuestas eran que ellos no mostraban interés y finalmente se veía obligadas a hacerlo ellas solas a fin de evitar problemas mayores.

Un ejemplo claro de porqué ocurre esto es cuando hay que escoger un colegio para los niños. El hombre considerará 3 factores: comodidad, precio y calidad correcta, por lo que su decisión será muy rápida. La mujer generalmente tendrá la necesidad de visitar todos los colegios que reúnan los muchos factores que ella considera y que pueden ser tan dispares como: tipo de extraescolares que se hacen, valores del colegio, plan de estudios, probabilidad de hacer relaciones en un futuro, cantidad de niños por clase, nivel de idiomas y un largo etc.

Es por ello por lo que la decisión de la mujer puede resultar muchísimo más lenta, pero seguramente sea bastante mejor. Sin embargo, sin el apoyo de su pareja, se sentirá que está sola y poco valorada. Mientras que el hombre sentirá que “ella no se puede quejar porque es la que ha decidido” (frase de la que se quejan muchas de nuestras clientas).

Si leemos detenidamente el artículo veremos que en realidad nuestras diferencias no hacen otra cosa que complementarnos. Si sabemos entender cómo ve el mundo nuestra pareja, seguramente seremos capaces de ser mucho más felices y podremos aprovechar las sinergias que podemos crear juntos, en lugar de fijarnos simplemente en lo que nos diferencia.

Es gracias a nuestras diferencias precisamente por lo que las parejas pueden ser un gran equipo, solo hay que tratar de ver y aceptar a la otra persona tal y como es.

Mingle People

Hay que tener en cuenta que en este artículo solo hemos hablado de algunas diferencias entre géneros, pero cada uno de nosotros tenemos una personalidad muy determinada que hace que la ecuación aun sea más compleja. Para ello te invitamos a ver el video de Helen Fisher que te dará alguna idea de los múltiples perfiles que existen y sus peculiaridades.

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