Todos hemos conocido gente manipuladora, que siempre consigue lo que pretende o que nos hace sentir como si tuviesen siempre razón y nosotros no actuásemos bien. En ocasiones, ni sabemos cómo han conseguido que pidamos perdón de algo que en principio no teníamos nada que ver o que aceptemos la responsabilidad de temas que ni tan siquiera son nuestros. Pues bien, vamos a desvelar algunas de las tácticas que usan estas personas para salirse siempre con la suya. Estáte atent@, porque conocer su juego te ayudará a no caer en sus redes.

Gaslighting o Luz de gas

Podríamos escribir cientos de páginas sobre esta táctica, pero a modo de resumen podríamos decir que este tipo de manipulación consiste en mentir y distorsionar la realidad haciendo creer que el otro se inventa las cosas.

Son estas personas que dicen “Eso nunca ha pasado”, “Eso no fue así”, “Me parece raro que me digas eso porque yo no recuerdo nada” “Creo que estás confundiéndote de persona” etc., desmintiendo hechos o conversaciones que tú sabes que sí han existido. De esta forma, consiguen que acabes dudando hasta de ti mismo.

Si la persona que se tiene delante tiene una personalidad segura, puede que esta táctica solo les funcione un par de veces, pero en el caso de que se encuentren con alguien un poco inseguro cabe la posibilidad que el otro crea más a su pareja que a sí mismo y acabe perdiendo el sentido común.

Lo malo de este tipo de gente, es que, aunque tengas testigos de lo acontecido o puedas demostrar con mensajes, fotos o emails que están equivocados, siempre sabrán darle la vuelta para decirte que “ese testigo diría lo que fuera por darte la razón” o que “la foto/escrito que muestras no significa nada”.  Jamás reconocerán su error de una forma abierta y sincera.

Proyección e irresponsabilidad

Todos podemos utilizar de forma inconsciente este tipo de técnica, pero en su caso es algo patológico. Nunca tienen la culpa de nada. No es que ellos salieran tarde de casa, es que el autobús se equivocó de ruta. Tampoco es culpa suya que los hayan despedido por hacer el vago o responder mal a sus compañeros, la culpa es del jefe que no es competente. Y obviamente, si él o ella ha actuado mal o ha sido agresivo contigo es porque tú le has provocado de alguna manera (aunque solo sea con tu presencia).

Hay ocasiones en que las excusas pueden ser totalmente reales, pero el manipulador se destaca por no reconocer su grado de responsabilidad y no aceptar las consecuencias. Además, sus acciones suelen afectar a terceros y ellos no pierden la compostura cuando responden fríamente que su ellos “tienen la conciencia tranquila” (¡ojo a aquél que diga esta frase!) desvinculándose absolutamente de toda responsabilidad.

Conversaciones sin sentido

A veces el manipulador parece que se levanta con ganas de discutir y de repente, sin saber cómo, te encuentras inmerso en una discusión sin sentido que no sabes ni cómo comenzó.

Te ves aguantando monólogos acalorados de 20 minutos, con contradicciones, hechos del pasado distorsionados y frases confusas. Seguramente, tu cerebro esté a punto de estallar, pero si te vas de la conversación te tratarán de insensible y te pueden montar un cirio. 

Si intentas entender cuál es exactamente el motivo de la discusión aún te enredarán más, así que lo mejor que puedes hacer es quedarte callado e irte en cuanto puedas.  No es conveniente que te rodees de gente así, de modo que procura romper con esa relación lo antes posible o acabará mermando tu autoestima y te dejará sin energía para nada.

Generalizar y descalificar

Suelen utilizar palabras como “Todo o Todo el mundo” “Nadie o nunca” para refutar cualquier argumentación. Además, cuando hablas con ellos siempre van a buscar la excepción. Da igual si el 99,99% de los violadores sean hombres, ellos mencionarán a esa mujer que un día le contaron que había violado a un niño para echar por tierra tu argumentación. Y aunque tu hables de estadísticas y datos objetivos, ellos insistirán en ir a la excepción por remota que sea.

Por otro lado, también suelen demagógicos, juzgan a cualquiera con frases como “todos los gitanos son…” “nunca te puedes fiar de …” “todos los inmigrantes solo traen problemas porque…”.

La cuestión es llevar la contraria y utilizar argumentos que ellos creen que invalidan a cualquiera que no los comparta. En caso de que en la conversación vean que no se les está dando la razón y se están aportando muchos datos objetivos que desmienten sus argumentos, es probable que acaben menospreciándote con frases como “es que no te enteras…” “pareces ignorante…” “no digas chorradas…”

Lectura de mente

Los manipuladores utilizan la “lectura de mente” para muchas cosas, entre ellas la justificación de sus actos.  Son personas que utilizan frases como “no te invité a la fiesta porque como últimamente estás cansada, pues deduje que no querrías”, “me fui con mis amig@s porque como pensé que te pasaba algo preferí darte espacio”. Esta última frase o similares, son muy utilizadas por los manipuladores: hacen ver que se preocupan por ti dándote espacio, pero en ningún momento se han preocupado por ti realmente, porque en caso de hacerlo te habrían preguntado abiertamente qué te pasa y si necesitas hablar.  La realidad de esta frase manipuladora tan extendida es que esa persona quiere ver a sus amigos y como no quiere decírtelo, utiliza la estrategia de “lo he hecho por ti” para que de este modo no te puedas enfadar, ya que aparentemente se está mostrando empático.

Obviamente, todos realizamos “lecturas de mente” de este tipo (aunque no deberíamos hacerlo) pero la diferencia es que los manipuladores suelen sacar algún beneficio de esas conclusiones que ellos sacaron y por la que tomaron decisiones de forma unilateral.

Aun así, lo sano siempre es preguntar y dejar que la otra persona se la que decida qué quiere hacer.

Menospreciar sentidos

Algo muy típico de los manipuladores es ridiculizar tus límites y tus emociones. Puede que sin apenas conocerte te envíen una foto de sus genitales y cuando digas que a ti eso no te va y que agradecerías que no lo volviera a hacer porque te molesta, te respondan con frases como: “Madre mía! ¡Ya salió la puritana de turno!” o “¿Qué pasa que tú no tienes genitales? Jajajaja”, o incluso “pues yo pensaba que yo te gustaba, pero si no te gustan mis genitales difícilmente tenemos futuro” (frase para que en caso de que a ti esa persona te guste de verdad, llegues a pedir perdón por haber sido tan taxativa a la hora de mostrar tu incomodidad.

Saben jugar con las personas y ridiculizarlas llevando al absurdo cada una de sus emociones “¡pues sí que eres sensible!” o “ahora resulta que yo lo hago todo mal y tu todo bien, ¿no?” “Ya habló don o doña perfect@”. 

A veces incluso pueden llegar a marcharse cada vez que quieres hablar sobre algo que ha ocurrido y te ha hecho daño, utilizando frases como “oye, si me vas a venir con esa cara me voy” “No tengo porqué aguantar caras largas”.

Los hay todavía más rebuscados, y que tras una infidelidad que tú decides no perdonar, para colmo te acusan de rencorosa y persona amargada o te dicen frases como “¡la infidelidad es algo normal, a ver cuándo maduras!”

Críticas destructivas pero que son «por tu bien»

Probablemente tengas una relación envidiable y de repente notas que lo vuestro no acaba de funcionar. Antes de tomar una decisión definitiva, observa si a tu alrededor no tienes a alguien tóxico que de forma sibilina te está metiendo mensajes en tu subconsciente para que tu relación pete.

Probablemente, no lo notes hasta pasados varios años, porque estas personas saben jugar muy bien sus cartas, pero como tienen rabia de ver a alguien feliz puede que te digan frases del tipo “Si te sigues engordando es probable que tu marido te deje”, “a mí los hombres feos no me gustan, suerte que a ti te da igual el físico”, “una persona que trabaja mucho es porque tiene un/a amante” “yo de ti me fijaría en a quien le da “like” en las redes sociales”,… Todas estas frases te las dicen por tu bien, porque te quieren y desean lo mejor para ti, pero la realidad es que lo único que hacen es sembrarte dudas y crearte inseguridad.

Las personas que te quieren de verdad apoyan la pareja que has escogido y si ven algún tipo de disfuncionalidad te lo dicen directamente, de forma muy asertiva y brindándote su apoyo real y desinteresado.

Su vida es prioridad

Puede que tu padre acabe de fallecer, que te hayas divorciado hace 2 días o que te hayan echado del trabajo, pero lo importante es que esa persona se ha discutido con un/a amig@, se ha engordado 2 kilos, perdió su partido de pádel o incluso está indignada porque parece que su Club de Futbol ya no juega tan bien como antes.

Sus problemas siempre serán más importantes que los tuyos. Siempre es siempre. No es que en alguna ocasión no te haya escuchado por el motivo que sea, es que siempre va a menospreciar tu realidad con frases tipo “tenía cáncer ya sabías que iba a morir” “hoy en día hay muchos divorcios tampoco pasa nada” o “ya encontrarás otro trabajo” y las continúan con un “por cierto, ¿sabes lo que me ha pasado?” y comienzan una conversación que monopolizan totalmente donde exigen la escucha activa y comprensión, que ellas no te han dado.

Lo curioso es que los manipuladores suelen ser bastante egocéntricos, por lo que difícilmente van a reconocer que ellos son “insensibles” ante tus problemas. Normalmente, optarán por darle la vuelta al asunto haciéndote sentir que la persona poco empática eres tú por no atenderlos. En el caso de que les pongas límites claros, lo más probable es que acaben alejándose de tu lado.

Un pequeño indicio para reconocer a un manipulador es que cuando queden contigo te dejen claro que para ellos has supuesto un esfuerzo en su agenda hacerte un hueco o hacerte esa comida que tú ni pediste, … Todo te lo venden como “un esfuerzo”. De este modo te dejan la entrever que estás en deuda con ellos.

Victimismo

Todos conocemos a alguien que parece que siempre todo le va mal y parece que absolutamente todo le pasa a esa persona. Toda su vida es un drama y además se preocupan por esparcir lo mal que les va todo. De esta forma acaparan tu atención y la de las personas con perfil ayudador.

Se encuentran mal, están cansados, una amig@ l@s traicionó, su jefa o profesor/a les tiene manía, hubo un accidente mortal justo en el momento en que iban a quedar contigo, casi la atropellan, incluso parece que tienen todas las enfermedades del mundo.

Las personas emocionalmente sanas huyen de este tipo de gente, pero las personalidades con un nivel de empatía alto corren el peligro de ser absorbidos por estos manipuladores “chupa energía”.

Es probable que incluso les dejen dinero, den todo su tiempo, su esfuerzo, sus recursos o que hagan lo indecible, pero para el perfil víctima nunca será suficiente, porque siempre habrá algún otro desastre, enfermedad o angustia que requerirá tu atención plena.

Insultos y faltas de respeto

Cuando el manipulador se siente acorralado y ve que no puede salir airoso de una situación en la que previamente te culpabilizó de todo, porque tienes pruebas irrefutables de tu “inocencia”, optará por gritar, insultar, tirar cosas y hacer algún tipo de rabieta de niño pequeño para llamar tu atención.

En el supuesto en el que entres en su juego, y le digas que no se ponga así y que lo mejor es olvidar lo ocurrido. Es muy probable que utilice la técnica de “tú me has provocado” o la del victimismo y proyección “es que estoy muy nervioso porque mi jefe me hace la vida imposible”. Cuestión que seguramente sea mentira, pero hará que se desenfoque el tema y nuevamente te centres en sus “necesidades de atención.

Éstas son solo 10 de las tácticas de manipulación más usadas, pero en breve expondremos unas cuantas más.