Tienes una cita y ha habido un flechazo. Ambos os mostráis muy interesados el uno en el otro, aparecen los juegos de seducción, las quedadas son constantes. Cuando parece que se está empezando a poner la cosa seria, la otra persona reduce drásticamente sus mensajes y empieza a responder con monosílabos o de forma expeditiva.

Pasadas unas semanas y llena de tristeza, das por hecho que lo vuestro se ha terminado y, de repente recibes un: “¡¡Ey!!! ¿Qué tal?” 

En ese momento no sabes cómo responder. Empiezas a pensar: Quizá ha recapacitado y se ha dado cuenta que te echa de menos, quizá hay posibilidades de volver… pero sentimos decirte, que lo más seguro, es que quizá seas su “plan B”. Bienvenida al “banquillo del amor”.

Parece que hoy en día hay personas que buscan pareja como quien está en un concurso y van quedando con gente que va ordenando por prioridades.

“Si falla Ana que es la que me gusta, quedaré con Julia que no está mal y si veo que no responde, escribiré a Olga”.

Es mejor alejarse de este tipo de personas poco empáticas, porque seguramente estas actividades derivarían en una relación toxica.

Las personas que actúan así tienen un alto grado de narcisismo y necesitan sentirse deseadas. Y no solo eso, son personas que además no soportan la soledad. El miedo al vacío que les generaría ver que le puede llegar a rechazar la única persona por la que han apostado, las lleva a abrir varios frentes y a jugar con varias personas al mismo tiempo. Así se aseguran de que si los rechazan el dolor sea menor.

Sin embargo, no se dan cuenta que este tipo de actitudes lleva a que rara vez acaben con su prioridad, porque sus actitudes destinadas a “no sufrir” son opuestas a lo que es el verdadero amor.

Es por ello, por lo que, si realmente estás interesada/o en alguien así, podemos ayudarte a revertir la situación.  Es relativamente fácil poder pasar a ser la prioridad de alguien que no te valora pero que en su día le interesaste.   

Aunque lo más recomendable sería que actuases en consecuencia, y cuando te escribiese (porque lo hará) no le respondieras nunca más. Pero en el amor, mandas tú.