En el primer artículo acerca de los propósitos de año nuevo hicimos hincapié sobre todo en la importancia de ver todos los avances que hicimos el año anterior y a partir de ahí establecer nuevas metas.

Para establecer los nuevos objetivos es importante hacer una evaluación del año que dejamos y ver en qué punto nos encontramos actualmente.

Una vez hemos hecho esto, ya podemos comenzar a plantearnos qué queremos conseguir de cara al año que viene.

Cómo hacer nuevos propósitos

Como hemos comentado anteriormente, el autoconocimiento es muy importante. Encontrarás cientos de artículos dándote ideas infalibles de cómo hacer que consigas tus propósitos, pero la realidad es que no hay una fórmula universal que nos sirva al 100% de los seres humanos.  La fórmula de éxito para conseguir nuestros propósitos dependerá mucho de nuestra personalidad.

Cuando alguien quiere dejar de fumar, lo puede hacer poco a poco, de golpe, con ayuda, por su cuenta, contándolo a todo el mundo, sin decírselo a nadie, como algo definitivo, con la estrategia de “solo por hoy dejo de fumar”, o de otras mil maneras.  

Hay cientos de estudios que demuestran que solo el 8% de las personas consiguen cumplir alguno de los propósitos de fin de año. La mayoría de las ocasiones se acusa a la gente de tener objetivos demasiado ambiciosos y muy poco realistas (lo cual es cierto), pero la realidad es que el motivo principal es que no nos conocernos.

Pasamos 24 horas al día con nosotros mismos, pero no nos conocemos

Mingle People

Pasamos todo el día con nosotros y sin embargo solemos conocer más a los demás que a nosotros mismos. Si llevamos 40 años sin hacer deporte ¿qué nos hace pensar que este año vamos a convertirnos en runners? ¿crees que después de intentar mil dietas el próximo año finalmente lo conseguirás? ¿estás segur@ que esta vez sí vas a estudiar inglés?…

Si quieres conocer un poco más sobre cuál es tu tipo de personalidad te recomendamos nuestro test BioAmb.

Escúchate

Antes de ponernos propósitos que se perpetúan año tras año, deberíamos poner foco en nosotros y preguntarnos ¿por qué años pasados no cumplimos con nuestros propósitos? ¿qué lo impidió? ¿Por qué este año va a ser diferente? ¿Cuál es nuestra motivación? ¿Cómo nos gusta trabajar solos o en equipo? ¿nos importa la opinión ajena? ¿tenemos miedo al fracaso?.. éstas son solo algunas de las preguntas que deberías hacerte antes de ponerte tus propósitos de año nuevo.

María lleva años queriendo apuntarse a inglés y jamás lo ha hecho. Sabe que si quiere ascender le hace falta mejorar su fluidez, sin embargo “no sabe por qué” nunca consigue ese propósito.

Está claro que ella mejor que nadie sabe por qué no consigue sus propósitos, pero a menudo no nos escuchamos (o no nos queremos escuchar). Si lo hiciéramos tendríamos las respuestas. Es probable que María en el fondo no quiera aprender inglés y que incluso no quiera ascender porque piense que le quitará tiempo libre.  O simplemente no quiera aprender inglés porque tiene la creencia de que es mala con los idiomas y siente que no vale la pena. Así que lo primero de todo es ¡ESCÚCHATE!

Cuáles son los propósitos más habituales

Según varias encuestas los propósitos más habituales y que más se repiten año tras año son los siguientes:

1. Ir al gimnasio
2. Dejar de fumar
3. Perder peso
4. Ahorrar dinero
5. Aprender inglés
6. Viajar a nuevos lugares
7. Organizar mejor el tiempo
8. Mejorar algún “defecto”
9. Tener más tiempo libre
10. Estar más tiempo con la familia

Y el propósito que la gente suele abandonar con mayor facilidad es “ir al gimnasio”.

En porcentajes tenemos que:

• El 25% abandonan la primera semana de enero,
• El 50% renuncia antes de acabar el mes de enero,
• El 12% llega a cumplir sus propósitos durante 6 meses,
• Solo el 8% cumple durante todo el año.

Como son muchos los estudios que hay al respecto, a veces las cifras oscilan un poco, pero lo que es común en todas las investigaciones es que la consecución de objetivos siempre está por debajo del 10%.

¿Cómo puedo conseguir mis propósitos de cara a final de año?

Autoconocimiento

Está muy de moda decir que los objetivos deben ser SMART, siglas inglesas que traducidas significan: medibles, asumibles, realistas y basados en un periodo de tiempo (Specific, Measurable, Attainable, Relevant, y Time-Bound). Pero no es así. Los objetivos DEBEN adecuarse a tu forma de ser. No te dejes llevar por modas americanas de cómo hay que hacer las cosas y busca tu propio método.  Ese será el que te funcione. Si eres una persona a la que los timings le ponen nervioso, que quieras sacarte el First Certificate este año será contraproducente porque tu mente te boicoteará sin apenas darte cuenta. Aprende a hackear tu mente. Quizá en tu caso debas proponerte simplemente “sacarte el First Cerificate” y el hecho de no sentir la presión de un “timing” haga que te lo saques este año simplemente estableciendo una rutina. Hay que tener en cuenta que hay mentes que funcionan por “imposición” y otras que funcionan por “seducción”. Incluso hay casos en los que nuestra mente puede funcionar de ambas maneras dependiendo el tema.  Haz clic aquí y lee nuestro artículo anterior para entender mejor este punto.

Para qué

Saber para qué te va a servir conseguir ese propósito puede ayudarnos a que tengamos un mayor compromiso. Hemos de procurar que nuestros “para qué” sean lo más motivadores posibles. Por ejemplo: Ir al gimnasio para adelgazar cuando a ti te da igual pesar 5 kilos más, no es un para qué, que te vaya a servir y por tanto será muy fácil que lo dejes. Sin embargo, si tienes un trabajo estresante y el ejercicio sabes que te sirve para desestresarte y dormir mejor, probablemente tu grado de implicación sea mayor. También hay que tener en cuenta que no sirven los compromisos impuestos por terceras personas. Si tú no crees que debas de dejar de fumar, por mucho que el médico o tu pareja te digan que no es bueno fumar, lo seguirás haciendo. Así que asegúrate que tus “para qué” sean solo tuyos y que te motiven lo suficiente como para tomar acción.

Cambiar de rutina

Cualquier propósito implica un cambio de rutina. Tanto si pretendes ir al gimnasio cada día como si tu intención es hacer dieta, el problema se basa en que hay que crear una nueva rutina. Si ya nos cuesta acostumbrarnos a dejar los abrigos en el nuevo armario que hemos cambiado de habitación, imagínate cuando se trata de un nuevo propósito.

La forma más fácil de adquirir una nueva rutina en las mentes poco disciplinadas es sin apenas darnos cuenta. Por ejemplo, si nunca has hecho ejercicio, estaría bien quedar con un amigo para salir a caminar cada día. De este modo se irá creando una nueva rutina no demasiado agresiva y con el tiempo, el cuerpo ya nos pedirá más ejercicio, de manera que sin apenas darnos cuenta es muy probable que acabemos cambiando el paseo matinal por correr o incluso apuntándonos en una maratón. En el caso de la dieta, es más probable que tengas éxito si eliminas ciertos alimentos y paulatinamente vas introduciendo otros más saludables. A medida que te vayas encontrando y viendo mejor, irás adoptando un nuevo estilo de vida sin que te haya supuesto ningún esfuerzo.  Sin embargo, como hemos dicho al principio este tipo de cambios de rutina más sutiles dependerán mucho de tu personalidad. Hay gente que prefiere hacer cambios radicales e ir poco a poco para ellos es contra producente.

Discurso interno

Si cada vez que sales con los clientes bebes alcohol y tienes claro que quieres dejar de hacerlo, deberás construir un discurso interno infalible a boicoteadores. En caso contrario, es difícil que puedas llegar a tener éxito. Visualízate a ti mismo diciendo frases como “no quiero beber nada, gracias” o teniendo una respuesta preparada a frases del tipo “solo una copa no pasa nada”, “hoy es una celebración, al menos bebe un poco, aunque sea para brindar”. Deja claro a tu mente que No es No y ten preparadas frases para poner límites asertivos que te impidan caer de nuevo. Visualizar escenarios que puedan boicotearte tus objetivos y tener preparadas frases para aquellos momentos donde puede flaquear tu voluntad, te ayudará a tener éxito.

Ser específicos

En general ser específicos suele funcionar mucho mejor, aunque hay personas que prefieren propósitos más ambiguos y que les den una mayor flexibilidad. Si eres de los que no llevan bien las frases imperativas o las órdenes directas (aunque sean las propias) es mejor que no te pongas objetivos muy concretos. Por raro que parezca, hay gente que el solo hecho de saber que tienen que bajar 20 kilos (aunque lo hayan decidido ell@s mism@s) les genera estrés y acaban abandonando. Sin embargo, hay otro tipo de personalidades que necesitan metas muy específicas.  Es por ello, por lo que el punto uno de nuestro listado es el autoconocimiento. En el caso que realmente necesites cumplir con un propósito concreto y tengas una personalidad relajada, es importante que pidas la colaboración de amigos o de un coach profesional que te oriente a cómo conseguir tus metas.

Plan de contingencias

Todos sabemos que habrá días que no podrás realizar el propósito que te has puesto. Quizá pretendías ir a correr cada día y está lloviendo, o quieres aprender inglés y tu profe se puso enfermo,… o quizá eres tú quien se pone enfermo y no puede cumplir con ninguno de sus propósitos esa semana. ¿Cómo vas a actuar? Hay gente que decide recuperar los días perdidos, otros que cumplen sus propósitos contra viento y marea. Una vez más eres tú quien debe determinar cómo será tu plan de contingencias. Tenemos una clienta que a pesar de haber tenido que ser operada, se llevó sus audios de inglés y otra que, por el contrario, optó por darse un respiro y luego continuar. Escúchate y evalúa que tipo de personalidad se adapta más a ti.  Si eres de las personas que tiene tendencia a abandonar, recuerda que hay muchas formas de hackear tu cerebro. Utiliza la que más se adapte a ti.

Auto evaluación

Es muy probable que algunos de los propósitos los hayas abandonado a mitad de camino y pienses que ya no vale la pena continuar. Pero has de saber que cada vez que abandonamos algo, si volvemos a retomarlo la mente tardará cada vez menos en retomar ese propósito. Recuerda que la plasticidad neuronal juega a nuestro favor, y si acostumbras a tu cerebro a tomar la determinación de volver a empezar cada vez que dejemos algo, llegará un punto en que ya no abandonaremos.  Aprovecha los momentos que quieras rendirte para escuchar tu diálogo interno y ver que estrategias de auto boicot utilizas. De esta manera, podrás rebatirlas cada vez con mayor facilidad.

Hay que disfrutar el proceso

Una de las mayores formas de lograr éxito de nuestros deseos y no estresarnos es disfrutar del proceso. Si vivimos angustiados obsesionándonos con la meta es muy probable que por el camino pasemos por alto muchas cosas. No se trata de dejar de fumar y ponerte a comer o de ascender en tu empresa y olvidarte de tu familia.  Lograr los propósitos debe formar parte de nuestra vida, pero jamás debe ser la prioridad absoluta. Una bella película que muestra esto a la perfección es “El Guerrero Pacífico” donde muestra que todo es posible desde el enfoque adecuado.

La motivación inicial disminuye conforme pasa el tiempo, pero si nos centramos en ver cómo vamos logrando nuestras metas y nos vamos recompensando por ello, hará que nos vayamos sintiendo cada vez más motivados. Ir consiguiendo nuestros objetivos en la vida, es algo que repercute directamente en nuestra autoestima. Así que no abandones.  ¡Disfruta del camino y ver a por tus deseos!