Te levantas una mañana y de repente, te das cuenta que ya no encajas con tu pareja. Ambos habéis evolucionado de forma muy diferente, pero hasta hace unos instantes no te habías dado cuenta, y te preguntas:
- ¿Dónde fue a parar la complicidad que teníamos antes?
- ¿Dónde está el apoyo, el cariño, la ternura?
- ¿Por qué ahora todo son discusiones y reproches?
Hasta ahora parecía que vivías por inercia, pero de repente sientes que es hora de tomar una decisión: ¿lo intento un poco más o me voy? Y esa es la gran pregunta.
Recuerdas los viejos tiempos, cómo empezó todo, el amor que había, el romanticismo, los buenos momentos, y decides quedarte. Al cabo de unas horas, hay una nueva discusión, y sientes que ya estás harta, pero ves a los hijos que tenéis en común y piensas de nuevo “me quedo”, hasta que aparece un reproche, una queja y ves claro que ya no puedes más. Sientes que las emociones te pueden y no sabes qué hacer.
Pides consejo a tus amigas, familiares, lees artículos buscando una respuesta mientras aguantas una situación que no te satisface, y cada vez estás más confundida.
Es hora de hablar con un profesional y evaluar conjuntamente la situación, ver qué se puede hacer y cómo vais a recuperar esa llama que os unió al inicio. Pero antes de contactar con un coach, debes preguntarte «es seguro que quiero estar con esta persona o es en realidad dependencia emocional«, «¿todavía tengo la ilusión necesaria para luchar por lo nuestro? Si tiene claro que es la persona que amas, tu situación es reconducible.
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